Suna Rocha. Jacinto tenía una forma de hablar que lo convertía en místico

por Sonia Cabral

Suna Rocha está a menos de 200 km de Cosquín, en su casa, en Villa Tulumba esperando con emoción a que llegue el miércoles 29. Allí en la 5ta. Noche del Festival de Folklore ella será, en dos momentos, protagonista del Escenario Mayor.

Estará al frente de un sentido homenaje al músico santiagueño Jacinto Piedra, donde la acompañarán sus músicos y contará con la presencia especial de Gregorio Gómez Oroná, el hijo de Jacinto, que reside en Munich, Alemania. Y también será parte de las “Postales del norte cordobés” con la Delegación de Córdoba Cosquín y cantará con artistas como Los Pacheco, Los Duarte y otros.

La cantora cordobesa, quizá la más representativa en cuanto a interpretación, con una voz y un estilo único desde siempre, en la imagen, en el vestuario, pero sobre todo en la selección de su repertorio, es una referente indiscutible de nuestra música popular. Muy presente desde la década de los 80, muchas veces premiada, tiene en su haber más de una docena de discos, de los que ella misma comenta que: podrían haber sido muchos más, en tantos años de trabajo, pero antes era muy difícil grabar, un esfuerzo muy grande y se dependía del sello, de su apoyo y aporte.

Conversamos sobre Jacinto Piedra, sobre su talento y su bohemia, sobre su amistad y el tiempo compartido con él.

¿Qué sucedió y qué nos sucedió aquel 25 octubre de 1991?

Cuando me enteré del accidente sentí un profundo dolor, pues me había sido arrebatado un amigo del alma. Jacinto venía a tomar mate casi todos los días a casa, compartíamos las mismas inquietudes artísticas. Yo vivía en esa época en una casa antigua, en Buenos Aires, y él siempre venía a contarme qué estaba preparando y a mostrarme temas nuevos. Teníamos mucha afinidad. Fue muy conmocionante el momento en que me cuentan de su partida. El era un músico con una impronta muy especial, con una imagen muy propia, auténtica e innovadora, pero también muy bohemio.  Quizá hubiera necesitado profesionalizar un poco más su trabajo, ordenarlo. Pudo organizarse mejor cuando formó parte de los MPA, Músicos Populares Argentinos, bajo la dirección del Chango Farías Gómez, pero se fue muy joven, con 36 años, realmente joven. Hay gente que tiene sus destinos marcados. Incluso él era un buceador en el tema, leía mucho, en esos días tal vez Carlos Castaneda sería su inspirador. Incluso hay una canción, creo que es Romance de mis tardes amarillas, donde justamente habla de esto como una predicción, dice:  Cuando me lleve el destino / Por otras huellas un día / Cuando ansias de andar me alejen / De mis tardes amarillas / Iré cargando bagajes / De tristezas escondidas / Y soledad de distancias / Hincadas en mis pupilas……algo así. (Canta Suna)

Jacinto tenía una forma de hablar que lo convertía en místico. A veces yo no llegaba a comprender de lo que me estaba hablando, tan sutil, tan lírico. Sumado a su temprana partida podemos hoy hablar de un mito. Un personaje mitológico más de Santiago del Estero.

Además era una época de oro, en que disfrutábamos del contenido poético y lo volcábamos a la música. Estábamos muy cercanos con Hamlet Lima Quintana, con Jorge Marziali, hasta con Armando Tejada Gómez, a quienes conocí; tuve la suerte de conocerlos, nos encontrábamos y había una necesidad de referenciarnos en la tierra, en la Pachamama.

Suna estuvo también cerca de Mercedes Sosa, a quien fascinó con su interpretación de Grito santiagueño, zamba de Raúl Carnota, en 1982 y no dudó en invitar a ambos a grabar con ella en su disco: “Como un pájaro libre”. El Festival de Cosquín al año siguiente la proclama Revelación Cosquín 83 y la consagra en el año 88 por su espectáculo “El monte y su misterio”.  A partir de allí comienzan las giras por muchísimos países representando a la Canción Folklórica y Latinoamericana. Integró la primera extensión del Festival de Cosquín en España y toda su proyección internacional, los discos editados y su trabajo sin descanso la consagran nuevamente en 2024 con el reconocimiento que el Festival de Cosquín le otorga por su trayectoria de 40 años.

¿Qué puntos unen a aquella Suna Rocha que cantó y grabó con Mercedes y la actual, con tanta trayectoria en medio?

Yo diría que me une mi inmenso amor por la música. Eso está allí intacto. Pero lo que puedo percibir después de tanto tiempo de trabajo constante es que la música popular no tiene un futuro muy amplio. Con esto quiero decir que hoy se busca más un éxito, un tema, que generar una obra, como que ya no se cantan casi temas lentos, todo es muy arriba, estamos detrás de un “repertorio de fiesta”.

Y dentro de este horizonte desdibujado, ¿cómo ves el papel de la mujer, en el folklore sobre todo? ¿Cómo seguimos adelante?

Yo veo que hay una absoluta necesidad de que el hombre entienda que la música también es femenina, que la mujer tiene mucho para decir. Que la profundidad del universo femenino debe conocerse. Las mujeres expresamos desde una gran sensibilidad, pero muy poco visualizada. Esa profundidad se la da su vínculo con la tierra; hay que volver a la naturaleza. Desde el momento de parir la mujer está creando. Esa condición es única y clave para la continuidad de un todo. Los grandes espacios de poder, los lugares políticos están siendo ya ocupados por las mujeres.

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